Nunca me lo habría planteado: el beso concebido como vacuna cuya única función pragmática es proteger al bebé.

Acabo de leerlo: el beso sirve para inmunizar a la mujer y al futuro bebé frente a los gérmenes de la pareja. Al besar, el hombre transmite gérmenes a la mujer para reforzar el sistema inmunológico de ésta antes y durante el embarazo.

El beso protege a la embarazada del citomegalovirus. Esta infección se puede adquirir en cualquier momento del embarazo y aunque el porcentaje de infección al recién nacido es muy bajo, los bebés con citomegalovirus pueden presentar retraso mental, retraso del desarrollo psicomotor, alteraciones visuales o sordera progresiva.

El autor deeste artículo publicado en bebesymas.com, Colin Hendrie, de la Universidad de Leeds, afirma: «si el hombre inocula el citomegalovirus a la mujer a través del intercambio de saliva, ésta se inmuniza poco a poco. Después de seis meses besándose llega el momento de protección óptima, pues el organismo de la mujer se hace inmune, protegiéndola a ella y a su bebé en un supuesto embarazo».

Cada vez me siento más «mamífera». Todos nuestros actos instintivos están justificados porque la naturaleza es sabia: nos proporciona fortaleza para enfrentarnos a cualquier enfermedad, con sus estratagemas nos ayuda a fabricar inmunidad durante toda nuestra vida y nos regala las armas para defendernos de las enfermedades o prevenirlas. El milagro de la vida.

Impresionante

Fuente y + info: bebesymas