pura biología


Sé que ayer me pusisteis falta pero tuve problemas técnicos y no conseguí publicar la entrada. Creo que hoy el servidor ya funciona correctamente.

En fin, a lo que iba. Ayer me dio por pensar y llegué a una conclusión:

O los recién nacidos son realmente  criaturas adorables o la madre naturaleza nos droga con hormonas para que así los veamos.

Las mamás sufrimos una distorsión importante de la realidad: todos los actos de nuestros bebés emanan para nosotras un encanto entrañable. No importa que mi pequeñaja coja aliento para chillar con berridos ultrasónicos (cuando esto sucede, digo orgullosa que tiene unos buenos pulmones) o que los residuos de su parte inferior, despreocupada por la decencia, se le salgan del pañal amenazando con alcanzar la nuca (es en estos momentos cuando llamo a un testigo para que admire el tremendo poderío intestinal de mi niña mientras afirmo un rotundo «es que come muy bien»).

Desde que estás embarazada te abres a un mundo nuevo de acontecimientos puramente biológicos que se convierten en señales, en un idioma inédito de signos que adquieren nuevos significados (ya que transmiten información muy preciada de una fuente fidedigna: el cuerpo) y se nos concede una licencia especial  para hablar de ellos abiertamente, sin pudor. Antes de que existiera Malena, alucinaba con las conversaciones entre embarazadas y parturientas. Literalmente huía de ellas para no tener que escuchar términos como «varices en la vagina» «episiotomía» (o «vamos a ver a quién le han cosido más el chichi») y mi favorito por aquel entonces: «tipos de flujo» con una descripción gráfica de toda la gama: moco elástico, requesón, viscoso – verdusco con olor desagradable, sanguinolento, espumoso… No conseguía entender qué secreto placer entrañaba el recrearse en la narración de sucesos tan deasagradablemente fisiológicos. Ahora lo comprendo pero ha sido necesario preñarme para poder entrar en esta peculiar dimensión paralela y ver las cosas desde dentro.

Pero volviendo a los recién nacidos (angelicos) la mayoría de las veces trascienden lo estrictamente escatológico (o de cuando las «heces» se convierten en «caquitas») para transformarse en gracietas. Y es que es imprescindible tener un niño para entender cosas como estas, pequeñas historias que antes, una de dos: o me ponían los pelos de punta o me revolvían el estómago.

Qué cosas. Cómo nos va amaestrando la vida…


9 respuestas a “pura biología”

  1. Jajajajajjaaja yo aún estoy en la fase previa pero te entiendo perfectamente! ahora sólo quiero hablar de varices en la vagina, fenómeno del que, hace unos meses, ignoraba por completo su existencia. Me alegro mucho de que estés disfrutando tanto, yo no veo el momento de tener a mi niña conmigo. Un beso enorme!

    • Carlota! El fenómeno no ha hecho más que empezar! Dentro de unos meses comprobarás que tu metamorfosis está en pleno apogeo!

      Otro beso enorme ¿de cuánto estás?

      • Pues sí! está a punto de empezar. Cuando le digo a otras madres que estoy a punto de acabar (29 semanas) todas se rien como diciendo, inocenteeeeeeeeeeeeeeee. Bsssss

  2. Ser madre es entrar en otra dimensión, yo me alegro de haber tenido esta oportunidad (no todo el mundo la tiene, estaba plenamente convencida de que serías capaz de disfrutar de esta nueva vida que se abría, existe un antes y un después, me digo mil veces al día: «Menos mal que no me lo he perdido». Este sentimiento se hace más grande a medida que tu hija crece, la complicidad es mayor, la satisfacción también, es una delicia ser madre.

    Estoy contigo, creo que algún cambio debe haber en nuestro cuerpo, porque somos otras, perfectamente preparadas para asumir la tarea, por muy cansadas que podamos estar, por muy al límite que nos podamos sentir.

    • Hola Isabel, cuánto tiempo!

      Yo también pienso que estuve a punto de perdérmelo. Aunque he sido madre por accidente, doy gracias mil veces al día. Casi me lo pierdo. Nunca jamás me había planteado tener un hijo…

      Gracias por tu comentario

  3. Pues las conversaciones de caquitas color mostaza, verdes, líquidas, de personita mayor, …. esas no tienen desperdicio (nunca mejor dicho, 😉 )

    • Jjjajajaja! Cierto, merecen mención especial. Las caquitas de «personita mayor» lo mejor. Son tan gráficas que da miedo. Describen a la perfección la alienación mental que sufrimos.

      Un besaco

  4. y tú que lo digas, yo que no soportaba a mis cuñadas porque solo hablaban de mocos y ahora cuando le quito uno a mi niña corro orgullosa a enseñárselo al padre de la criatura… lo curioso es que lejos de pensar «en qué me estoy convirtiendo» me lo estoy pasando en grande!!!!

    • Jajaja! Mocos, qué delicia las conversaciones de mocos! Lo dicho, estamos metidas de lleno en el mundo paralelo que antes no soportábamos

      Un besazo!