la vuelta de vacaciones


Cuando abrí la puerta de mi apartamento y un inconfundible olor a cerrado me devolvió a mi casa, descubrí que tenía ganas de volver. LLegamos anoche, tarde y cansadas, con tres maletas, dos kilos de más en mi cuerpo serrano y las pilas cargadas en el transcurso de siete días deliciosamente huecos y repletos de planes triviales que, poco a poco me hacen desear volver a la normalidad del día a día para disfrutar de alguna obligación. No sé qué tiene esto de salir de casa pero una semanita ha bastado para tomar distancia y ver lo cotidiano desde otra perspectiva.

Tengo que reconocer que el pequeño paréntesis silvestre me ha sentado bien. Aunque el descanso no haya sido el protagonista de nuestras vacaciones (mi pequeña gorda gritona ha disfrutado como nunca absorbiendo a la par atención y teta en sobredosis) aperitivos, excursiones campestres, desidia y algún otro encuentro social han conseguido dar sus frutos: desconexión de la rutina, evasión mental y, consecuentemente, una anarquía absoluta en los horarios  de mi pequeñaja. El descontrol ha dado al traste con los ya escasos hábitos establecidos que marcaban nuestro orden del día.

A pesar de todo he vuelto con energías renovadas. La vuelta de vacaciones marca un después, una frontera. Comienza otra etapa, la hacer balance, echar la vista atrás y contabilizar errores. Necesito revisar mis asignaturas pendientes y cargarme de buenos propósitos que, como todos los años, lo más probable es que no llegue a cumplir. Pero hace ilusión volver y encontrarte con una página en blanco para escribir y gestionar correctamente la planificación los cambios que quiero introducir en mi vida a partir de ya. Los más urgentes:

1- Recuperar el orden y el equilibrio: terminar con el caos de mi casa. En dos palabras, orden y desinfección. Conclusión: llámese asistenta por horas o voluntad férrea para limpiar a diario, una solución quiero.

2- Overbooking de vestuario inservible. Ropa de premamá todavía convive con vaqueros pitillo que seguramente ya nunca jamás lograré enfundarme. Soy incapaz de vestirme, los modelitos se han transformado en montañas prendas inútiles. La ropa de primera puesta de Malena se amontona en las baldas del ropero esperando un nuevo bebé que la adopte. Guardaré dos o tres conjuntos y el resto lo bajaré a la iglesia.

3- El despiporre vacacional y las tapitas han conseguido dar sus frutos. Nada que no se pueda solucionar. Ahora mismo vuelo al Súper con víveres light para dieta espartana.

4- Deshacerme de las visitas: sólo hay una solución, hacer que vengan todas a la vez y olvidarme de ellas de una vez por todas. Voy a organizar una pequeña reunión con familiares y amigos a modo de presentación en sociedad de Malena. Todos a una. Simple: café, pastas y kilos de mano izquierda con la finalidad de aleccionarlos sutilmente para que no vuelvan. Es el momento: muchos no van a acudir porque entran ya en septiembre y la vuelta al trabajo pesa. Ja, ja, ja, ja, ja (risa de loca).

5- Pensar en positivo, tengo suerte y muchos proyectos por cumplir. Me espera un año lleno de oportunidades y retos secretos que todavía no puedo revelar…

Os he echado de menos. Ya estoy de vuelta y ahora tengo mono de comentarios en el blog (es que soy incorregible, lo quiero todo) ¿Cómo llevais el síndrome postvacacional?


4 respuestas a “la vuelta de vacaciones”

  1. Wellcome Back ^^

    No sé que tiene el retorno de las vacaciones, pero a mí también me inspira para organizarme y terminar planes pendientes; mucho más que en año nuevo y eso que es más típico!

    Yo sigo igual de gorda, de 40+5 hoy para más señas, al borde de tirarme por un balcón y con la familia política de vacaciones aquí, esperando el feliz acontecimiento. No comments.

    Bueno, tu balance vacacional lo veo positivo en general, igual un poco rollo lo del desajuste de los horarios, pero te veo con mucha voluntad y ganas de arreglarlo. Espero volver a leerte pronto, un besi!

    • A punto de caramelo, Coco. Mantennos informadas y disfruta el momento del parto. Yo no supe, mi cobardía hipocondríaca me lo impidió. Llévate un beso muy grande para que te acompañe entre «empujas».

      Un abrazo grandísimo

  2. Nosotras también llegamos ayer a casa, con la voluntad de limpiar, establecer orden material y mental y empezar este «nuevo curso» con ilusión. Yo tengo la «ventaja» de tomarme un año sabático para cuidar de mi pekeña, pero tengo decidido no dejar que pase sólo en ese sentido. La nena me ha de dejar tiempo para ir al gym y colocar en su sitio esta flacidez que me acompaña, tengo que sacarme el carnet de conducir, recuperar mis relaciones sociales y mejorar mis nulas dotes de ama de casa aplicada (o lo que es lo mismo buscaré a alguién que me ayude con la limpieza, literlmente le tengo alergia a esa tarea, jejejeje ).
    En fín, que me alegro que os hayan sentado tan bien estos días, y que te hayan ayudado a ver lo que viene de otra forma. Bravo por la reunión familiar, así ya los espantas a todos de una vez.
    En fín, nos seguimos viendo por aquí.
    Besos de mi peke y mios para vosotras dos.

  3. Por finnnnn, te echaba de menos taaaannnto!!!!!!!!!
    Yo bien, de 32 semanitas ya. Empezando a pensar que tengo que ir preparando cosas. Y la peque de nalgas, así que temiendo una cesárea.
    Oye, a qué parroquia vas a llevar los conjuntitos de Malena? Que mi retoña los acepta encantada (y su madre más!)!!!
    Qué ganas de que nos cuentes cosas…
    Por cierto, sobre el punto 1: Asistenta por horas, sin duda. Te cambia la vida.
    Besossss