Continúan martilleándome en la cabeza todas y cada una de las palabras del maldito artículo sobre tabaquismo y embarazo que me envió Caro hace tres días. La verdad es que cuando lo leí me sentí muy mal e intenté borrarlo de mi mente para desterrar cualquier tipo de culpabilidad: con todo lo que tengo encima, la guinda era sentirme peor todavía por culpa de la mierda del tabaco. .. pero el pequeño pepito grillo que todavía (sobre) vive en mí, me cantó las cuarenta esta madrugada así que tras otra noche de pertinaz insomnio y para acallar esa vocecita que me dice a gritos que soy una descerebrada, he decidido por lo menos hacer un comentario + copy paste del link y concienciarme de los riesgos a los que nos exponemos mi embrión y yo. (quería decir “hijo” pero algo me lo impide, me suena extraño. Emocionalmente, todavía es una denominación demasiado fuerte para verbalizar así que, de momento, prefiero llamar a las cosas por su nombre, por lo menos en términos biológicos)

Por lo que he leído, cuando la madre fuma, lógicamente a través de su sangre le llegan al embrión / feto todas las sustancias tóxicas del tabaco y recibe menos oxígeno.

Daños que causa el tabaco a los recién nacidos de madres fumadoras: Labio leporino y fisura del paladar; menos peso que lo esperado; Mayor mortalidad; Mayor frecuencia de muerte súbita del lactante. Los bebés amamantados por madres fumadoras, pueden sufrir inquietud, insomnio, vómitos, diarreas, succión débil y debilidad.

Daños que causa el tabaco a los hijos de madres fumadoras cuando son más grandes: Más neumonías, bronquitis, asma y otitis. Diabetes juvenil; Trastornos de aprendizaje, déficit de atención; Mayor ausentismo escolar por las enfermedades asociadas con el tabaquismo pasivo; Más consultas al médico; Más probabilidades de ser fumador en la adolescencia.

Fuente: tabaco y embarazo